¿QUIÉN MATÓ A LOS ROBINS? - TOMAS CHASTAIN
El misterio que envuelve los asesinatos de la familia Robins (y dónde, cuándo, por qué y cómo murieron) es, como ocurre en todos los casos de muerte violenta, más un rompecabezas que cualquier otra cosa. Ni que decir tiene que hay más piezas que las que encajan en el rompecabezas, pero todas las que encajan están incluidas en el relato de las circunstancias en que se produjeron las muertes. Una regla inmutable en la construcción de los rompecabezas es que su solución no resulte excesivamente fácil. Esta regla ha de cumplirse con especial rigor cuando se trata de misteriosas muertes de ficción en las que las palabras, que nos ponen en el buen camino o nos desvían de él a través de la trama, hacen de piezas del rompecabezas. Hay que separar, pues, todos los datos que se aportan, descartar los que no encajan con otros y, por ello, nada añaden a la solución lógica de los misterios, y acoplar los que realmente se acoplan bien. Como sabe todo lector aficionado al género policíaco, las obras de este tipo son, en esencia, variaciones de un modelo establecido de antiguo: desde el asesinato en una habitación cerrada por dentro hasta la acumulación de pistas falsas. Jugará con ventaja quien tenga esto presente y sepa recoger los ecos de algunas novelas policíacas anteriores y las referencias que se hacen a ellas. Diremos, finalmente, que no todos los datos que se precisan para resolver el misterio de quién mató a los ocho miembros de la familia Robins (y dónde, cuándo, por qué y cómo murieron) se encuentran en estas páginas. Pero sí están las pistas que conducirán a obtener dicha información.
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