EL OBSTÁCULO ES EL CAMINO - RYAN HOLIDAY
Cuando un obstáculo aparece en tu camino puedes optar por desmoralizarte y regresar… o puedes enfrentarlo. Todo aquello que impide la acción es lo que hace avanzar la acción. Todo aquello que se interpone en tu camino, se convierte en tu camino.
Si te sientes frustrado, desmoralizado, este libro te puede ayudar a convertir tus mayores problemas en tus mayores ventajas.
RESÚMEN
Holiday se inspira en una máxima del emperador Marco Aurelio. Decía este que todo obstáculo es una oportunidad para practicar la excelencia, para desarrollar nuestro carácter y nuestra sabiduría, aunque sea de un modo no previsto o deseado por nosotros. Por eso el obstáculo es siempre el camino.
El texto de Holiday, es una guía práctica y fácil de leer de lo que nos ha legado el pensamiento de los Estoicos clásicos.
Cada obstáculo que enfrentamos en nuestra vida es único. Sin embargo, las respuestas habituales suelen ser las mismas: miedo, frustración, confusión, impotencia, depresión, enfado.
¿Por qué algunas personas quedan paralizadas por estas emociones, mientras que otros se enfrentan a ello con vitalidad y determinación, y a veces, hasta parece que lo disfrutan?
Superar obstáculos es una cualidad que requiere dominar tres disciplinas: percepción, acción y voluntad
Parte 1. Percepción
Percepción es cómo vemos y entendemos lo que ocurre a nuestro alrededor. También cómo decidimos lo que significa para nosotros.
La percepción puede ser una fuente de debilidad o fortaleza. Si tiendes a ser muy emocional o emotivo y subjetivo es probable que sea fuente de debilidad. Si aprendes a gestionar tu emocionalidad y cómo esta influye en nuestra vida, entonces la percepción puede ser una fortaleza.
Respecto a la percepción, cuando nos enfrentamos a un obstáculo aparentemente insuperable, debemos tratar de practicar lo siguiente:
a. Sé objetivo. Los que nos ocurre, incluso cualquier revés, no es ni bueno ni malo. Nosotros somos los que le damos un significado a todo. Siempre tenemos el poder de determinar si la historia que creamos sobre un suceso es positiva o negativa. La tendencia ante los obstáculos es la de elegir una narrativa negativa. ¿Qué pasaría si, en cambio, elegimos contarnos una historia positiva sobre algunos obstáculos?.
b. Controla tus emociones y mantente equilibrado. Tus emociones sobre un suceso están determinadas por la historia que te cuentas. Por lo tanto, siempre puedes elegir mantenerte equilibrado en las circunstancias más difíciles. Cuando surge el pánico (o cualquier otra emoción negativa), puedes experimentar la emoción, dejarla pasar y volver al trabajo.
c. Elige ver lo bueno en cada situación. Una vez tus emociones están bajo control, puedes decidir ver lo bueno de una situación. Igual que tienes la capacidad para crear una narrativa negativa, la tienes para crear una positiva. Una que te impulse a la acción, en vez de a la desesperación. Elige una narrativa que te empodera en vez de una que te debilita.
d. Coloca las cosas en perspectiva. El autor dice que la palabra perspectiva tiene dos significados. Uno es contexto: percibir la imagen más amplia del mundo, no solo lo que está inmediatamente frente a nosotros. Otro es encuadre: el modo único de mirar al mundo de una persona, una forma de interpretar lo que le ocurre. Aprender a gestionar ambos adecuadamente es importante.
e. Vive el presente. No puedes lidiar adecuadamente con tus obstáculos si solo estás pensando en lo que debería haber sido y lo que podría venir aún. Y esto no es filosofía barata de autoayuda: lo único que puedes controlar es lo que vas a hacer en este momento.
f. Enfócate en aquello que puedes controlar. ¿Qué está realmente bajo tu control? Tus emociones, juicios, creatividad, actitud, perspectiva, deseos, decisiones y determinación. Es más que suficiente.
Si te enfocas exclusivamente en lo que depende de ti, aumentarás tu poder personal. Cualquier porción de energía dedicada a cosas que no puedes controlar es energía malgastada y suele resultar contraproducente.
Parte 2. Acción
Una vez que gestionamos perspectivas y emociones, es hora de actuar. Para ser eficaces necesitamos una acción dirigida, enfocada. Podemos romper nuestros obstáculos, trozo a trozo, con energía, persistencia, de modo intencionado, con repetición, pragmatismo y visión estratégica.
a. Muévete. A menudo los obstáculos nos paralizan, nos bloquean. Hacer algo nos parece arriesgado. Pues la única regla para actuar es estar en movimiento, siempre. Si deseas tener impulso, energía, debes ponerte en marcha. Ahora.
b. Sé persistente. En 1878, Edison no era el único trabajando en la lámpara incandescente. Pero fue el único dispuesto a probar seis mil filamentos diferentes. Dice el autor que el genio suele ser solo persistencia disfrazada. Nikola Tesla estuvo un año en el laboratorio de Edison. Y dijo una vez que, si este perdía una aguja en un pajar, examinaría paja a paja hasta encontrar la aguja.
c. Itera/Repite. La acción y el fracaso son dos caras de la misma moneda. El fracaso es imprescindible para alcanzar el éxito superando obstáculos. Con cada fracaso, aprende y vuelve a intentarlo. No caigas en la frustración, que no te pueda la vergüenza o la desesperación. Vuelve a levantarte tras caer mil veces.
d. Sigue el proceso. Rafael Nadal es un ejemplo de muchas virtudes. Una de ellas es precisamente cómo sigue el proceso. Él no piensa en estar en el número 1 o en ganar muchos torneos de Grand Slam. Con toda la presión que tiene, siempre se enfoca a hacer lo mejor posible en el partido que tiene delante. Y luego pasa a lo siguiente. En el proceso se trata de terminar. Termina tu entrenamiento, termina este partido, termina la tarea más pequeña que tienes frente a ti, y luego sigue.
e. Haz tu trabajo, hazlo bien. Todo trabajo bien hecho, por sencillo y humilde que sea, es noble. Cualquier tarea que afrontemos, sea de las que brillan, o sea molesta o poco visible, debemos hacerla bien, con dedicación y honestidad, ayudando a los demás como mejor podamos.
f. Lo correcto es lo que funciona. La otra cara de ‘hacer las cosas bien’ es que el trabajo debe ser realizado, y debe ser pragmático (sin caer en el perfeccionismo); eso es lo que funciona. No te preocupes por cómo los demás dicen que hay que hacer las cosas. Preocúpate por hacerlas.
g. Utiliza los obstáculos contra ellos mismos. El autor del libro comparte aquí el ejemplo de Gandhi. Él no luchó contra el Imperio Británico para conseguir la independencia de India, sino que les dejó a ellos todas las peleas, y todas las derrotas. Gandhi sabía que ni él ni el pueblo indio tenía opción alguna de vencer enfrentándose a la fuerza con su fuerza. En cambio, desafió y quebró pacíficamente las leyes británicas, exagerando su inconsistencia y debilidad todo el tiempo. El Reino Unido tenía dos opciones: hacer cumplir unas leyes inteligentemente cuestionadas y desafiadas o abdicar. Gandhi neutralizó la fuerza del Imperio Británico haciendo que sus leyes se volvieran en su contra. En lugar de luchar contra los obstáculos, encuentra un método para hacer que estos se derroten a sí mismos.
h. Canaliza tu energía. El autor cuenta la historia de Arthur Ashe, tenista afroamericano de mitad del siglo pasado, que tuvo que luchar contra la segregación racial, y cuyo padre le enseñó a enmascarar sus emociones frente a la presión sufrida y llevar toda esa energía a cada uno de sus golpes. Ashe ha sido el único hombre afroamericano en ganar tres Grand Slam distintos, y el primero en formar parte del equipo de Copa Davis de Estados Unidos (llegó a ser su capitán).
La frustración y rabia que genera toparse con obstáculos puede paralizarte y bloquearte; pero también puedes darle buen uso y utilizarla a tu favor.
i. Prepárate para que nada funcione. Puedes gestionar bien tus percepciones y emociones, puedes dirigir la acción de modo magistral, y aun así no puedes controlar el mundo que te rodea.
Es posible que después de que hagas todo lo correcto, las cosas no salgan como deseas o, directamente, falles. Prepararse para esa posibilidad, para que vaya mal, te da libertad y convicción para actuar con valentía y audacia.
Parte 3. Voluntad
La voluntad es nuestro poder interior. Nunca puede verse afectada por lo exterior, porque está totalmente bajo nuestro control. Si la percepción y la acción son las disciplinas de la mente y el cuerpo, la voluntad es la disciplina del corazón y del alma.
La voluntad bien entendida, la sana, no es cuánto deseas algo e ir con ambición a por ello cueste lo que cueste. No es la voluntad de ganar siempre. No. Esta no es más que debilidad disfrazada de jactancia, de arrogancia.
La voluntad buena, la deseable, está conectada a una serena humildad, resiliencia y flexibilidad. Es sabiduría. Es la fortaleza definitiva. La fortaleza para resistir, contextualizar y darle sentido a los obstáculos que no podemos superar. Es la actitud que tomas ante la adversidad.
Hagas lo que hagas no es posible librarse de todas las situaciones desagradables e impredecibles que pueden ocurrir. La voluntad bien desarrollada nos prepara para estas situaciones. Nos permite progresar y estar bien a pesar de todo. Es la más difícil de las tres disciplinas. Nos permite mantenernos enteros y serenos cuando la situación o los demás zozobran.
Es mucho más fácil controlar nuestras percepciones y emociones que renunciar a nuestro deseo de controlar a otras personas o situaciones. Es más fácil persistir en nuestros esfuerzos y acciones que aceptar y resistir lo incómodo, doloroso e indeseable. Es más fácil pensar y actuar que practicar la sabiduría.
a. Construye tu refugio interior. Es posible construir la fortaleza interior para afrontar cualquier adversidad que puedas concebir, sin venirte abajo. Pero esa capacidad debe ser desarrollada intencionadamente.
Utiliza cualquier adversidad que puedas enfrentar para prepararte para retos mayores y atemorizantes que enfrentarás más adelante.
b. Anticipación (pensando negativamente). Al hacer un plan de negocio es prescriptivo pensar sobre todos los escenarios negativos que podrían darse. ¿Qué es lo que podría salir mal?
El objetivo de ello es doble: por un lado, poder evitar algunos de esos escenarios, y por otro reducir el riesgo de que cualquier sorpresa negativa nos afecte y perturbe. De uno u otro modo las cosas siempre acaban yendo mal. Prepararse para cómo afrontar esos casos es crítico para tener éxito.
c. El arte de la aquiescencia. Es el arte de aceptar la realidad como es. No tiene que gustarte el tratamiento. Ni tienes por qué disfrutarlo. Pero negarlo, no seguirlo, retrasa o evita la curación.
Acepta rápidamente la realidad de tu situación de modo que puedas seguir haciendo las cosas que dependen de ti.
d. Ama todo lo que sucede – Amor Fati. Cuando Thomas Edison tenía cerca de 70 años, se produjo un enorme y terrible incendio en el laboratorio que había conseguido construir durante toda una vida de dedicación y trabajo. Mientras observaba la devastación junto a montones de espectadores, le dijo a su hijo: ve a buscar a tu madre y tus amigos. Nunca volverán a ver un incendio como este.
Al amar todo lo que sucede, convertimos lo que debemos hacer en lo que hay que hacer.
e. Perseverancia. El autor destaca que hay más fracasos en el mundo por falta de voluntad, por falta de la actitud adecuada, que por hechos externos objetivamente negativos.
f. Reflexiona sobre tu mortalidad. Nadie sale vivo de la vida. Hay una lista breve de obstáculos que nadie puede superar, y la muerte es el primero.
Cuando reflexionamos sobre la muerte, sobre la nuestra, y sobre el hecho de que puede llegar en cualquier momento, de modo inesperado, la vida empieza a parecernos corta y nos enfrentamos inevitablemente a una elección: podemos vivir el resto de nuestra vida practicando estas tres disciplinas y ganar en serenidad, tranquilidad y satisfacción, o podemos seguir viviendo la vida como hasta ahora y obtener los mismos resultados que siempre hemos obtenido.
La elección es tuya – decide hoy.
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